
"Tumba", como lo llamaban sus ex compañeros del Rojo, trabaja en su casa junto a su papá "Cacho", de quien heredó la particular empresa familiar de los Saranzotti, donde también conoció a su mujer Carina. Por cuestiones de trabajo, claro. Ella es del mismo "palo": Trabaja en una cochería.
"Yo tengo que darle de comer a mi familia y esto es un trabajo digno, no vivo de la desgracia ajena", subraya Saranzotti, quien además también confiesa que no le teme a la muerte: "Sólo tengo miedo a no ver más a mis íntimos, si me dicen que allá arriba voy a estar con mis viejos, mi mujer y mi hija me moriría tranquilo".
Como no podía ser de otro modo, al arquero lo caracteriza el humor negro y, aprovechando su oficio, lo utilizó para asustar a personajes varios. La primera víctima fue su técnico de inferiores

Resulta que el DT era hipocondríaco y, muchas veces, llegaba a usar su enfermedad como cábala. Según el arquero, "todo el día decía que se iba a morir".
"En aquel torneo hacía que agonizaba, entonces aproveché que tenía un metro y lo empezamos a medir. Justo se levantó y se cagó todo", recuerda con una sonrisa quien, años más tarde, se animó a meter en un cajón al preparador físico del entrenador Gustavo De Giuli.
Eso sí, aclara: "Como arquero no soy ningún muerto".
Para cuatrodepunta, Alejo Diaz.
0 comentarios:
Publicar un comentario