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Un argentino suelto en Springfield

A lo largo de todo Estados Unidos hay 42 ciudades que se llaman Springfield: en una de ellas, la que está ubicada en el estado de Missouri, Javier Melón Gil, un marplatense que supo hacer varios goles desde el mediocampo de Kimberley, juega en el Springfield Demize, un equipo de la cuarta división de ese país.

"Jugué mucho tiempo en la primera de Kimberley, pero nunca pude llegar al fútbol grande de Argentina, porque en los clubes de Buenos Aires hay mucha injusticia, acomodos y demás", se queja Melón Gil, quien agrega que llegó a Estados Unidos en 2005 para jugar becado en el equipo del Illinois Central College.
Javier es uno de los más de 1.500 futbolistas argentinos que juegan en el exterior, al igual que estrellas mundiales de la talla de Lionel Messi, Carlos Tévez o Sergio Agüero, con la diferencia de que lo hace en un pequeño pueblo perdido en medio de Estados Unidos, lejos de los flashes de los fotógrafos, los contratos millonarios y la televisación en directo de sus partidos.
En los últimos años, cada vez son más los futbolistas argentinos, que seducidos por los dólares del exterior y la apertura de nuevos mercados, como Europa del Este, Asia o Medio Oriente, se van a jugar a países de escasa cultura futbolera.
"Acá el fútbol se vive muy distinto, se juega para pasar el rato y no hay pasión como en Argentina. Siento que desde que estoy en Estados Unidos retrocedí mucho en el terreno futbolístico, el juego en Argentina es muy bueno, acá nunca vi la calidad de jugadores que hay allá", distingue Javier.
Sin embargo, todavía no tiene planes de volver, ya que prioriza la tranquilidad que reina en su vecindario y la posibilidad de estudiar becado en universidades de primer nivel. "Igual todos los veranos (boreales) vuelvo a Argentina, para entrenar solo, o con un combinado de jugadores libres", agrega.
Federico Álvarez Braga es un abogado y periodista deportivo argentino que reside en México desde noviembre de 2002, y es el autor de un archivo llamado Jugadores argentinos por el mundo, fruto de un trabajo de investigación en donde lleva recopilados los datos de 1.542 futbolistas, y que ya fue utilizado como base para informes de la agencia Telam y los diarios Olé y La Nación.
"El principal factor por el que se da esta emigración es el económico, ya que por la situación actual argentina, en casi cualquier país de Europa, Asia o Centroamérica se gana mucho más que acá", responde al ser consultado sobre las razones que motivan la partida hacia destinos exóticos.
"Además, salvo algunas pocas excepciones, en gran parte del mundo las presiones sobre los jugadores de fútbol son muy inferiores a las que hay en Argentina, donde el fanatismo lleva la situación al extremo y el futbolista profesional medianamente conocido no tiene derecho a tener vida privada", agrega Álvarez Braga.
Tampoco duda en señalar a los representantes, que según su definición, se mueven muy bien y tienen los contactos necesarios. "No es casualidad que existan equipos europeos que contraten a cinco o seis jugadores argentinos de un año para el otro", señala.
Los once argentinos que forman parte de la plantilla del UE Santa Julia de Andorra, los ocho que juegan en el Asteras Trípoli de Grecia, o los seis que se desempeñan en la liga de Vietnam, son el más claro ejemplo de cómo cada vez más la bandera argentina sigue flameando por todo el mundo, aun lejos del glamour de las ligas más económicamente poderosas del mundo.



El equipo de Javier en acción


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