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Que no nos corten las piernas

La tarde de ayer fue testigo de como la palabra copón volvió a formar parte de nuestro vocabulario, cosa que sólo ocurre una vez cada cuatro años: con el sorteo realizado en Johanesburgo, se puede decir que comenzó verdaderamente el Mundial.
Esta vez no tenemos grupos de la muerte que lamentar, ni la presencia de Pelé y su sonrisa MasterCard, sin embargo, la ceremonia (que contó con las presencias estelares de David quetehicisteenelpelo Beckham y la preciosa actriz sudafricana Charlize Theron) dejó algunas curiosidades.





La primera, es que, gracias a los intrincadísimos métodos de sorteo de la FIFA, el primer equipo que salió sorteado para la zona de Argentina (el grupo B, de bueno), no será el rival del debut, sino el del segundo partido. La selección de Corea del Sur fue la elegida, en lo que parece ser un guiño del destino como claro revival de la gesta del 86 (sino miren la camiseta que nos diseño la marca alemana Adidas). El último partido del grupo será contra Grecia, equipo al que Maradona le convirtió su último gol en los mundiales (el cuarto del 4-0 que marcó el debut en USA '94)
El rival del debut, segundo equipo en salir sorteado, es un viejo conocido: Nigeria. Las águilas verdes también estuvieron en el debut argento en el nefasto Corea-Japón 2002 (1-0, gol de Batistuta de cabeza). Otros partidos famosos que enfrentaron a estos dos equipos son las finales de los Juegos Olímpicos de Atlanta 96 (ganaron los africanos 3-2) y del Mundial Juvenil Sub 20 de 2005, jugado en Holanda, donde un puber Lionel Messi daba sus primero pasos celeste y blancos.
Pero sin lugar a dudas, el partido más recordado contra los nigerianos fue el de la primera ronda del Mundial Estados Unidos '94. Nigeria debutaba ese año en las copas del mundo y era toda una incógnita que a los 8 minutos de partido ya nos ganaba 1-0 con gol de Siasia. Pero el equipo de Coco Basile supo reponerse y dar vuelta el resultado, con dos goles del Pájaro Claudio Paul Caniggia. El segundo, recordadísimo por aquel grito desgarrador ("Diegooooo, Diegoooooo") del Cani, la avivada del Diez y la gran definición del rubio nacido en Henderson.



Casualmente (o no, capaz es otro guiño más), ese contra Nigeria, fue el último partido de Diego Armando Maradona en la historia de los mundiales. Todos los argentinos tenemos todavía el recuerdo de la enfermera gordita llevándolo de la mano camino al fatídico control antidoping, donde conocimos para que servía la efedrina. Dieciseis años después, Diego y los mundiales vuelven a cruzarse, ya no desde el campo de juego, sino desde el banco de suplentes. Esperemos que esta vez no nos corten las piernas.

Elecciones en River: llegó el día

Ya pasó la interminable campaña electoral riverplatense, que tuvo de todo: alianzas, peleas, acusaciones y chicanas. Eso sí, ningún debate serio para que los 33 mil socios habilitados para votar puedan decidir mejor a quién darle la confianza de ocupar el cargo de presidente de un club en llamas.

El próximo mandamás de River, según todos los sondeos realizados, está entre Rodolfo D'Onofrio, Daniel Passarella y Antonio Caselli. Los otros dos candidatos que se presentan son Daniel Kiper y Mariano Mera Figueroa.

No hay más tiempo para palabras, es hora de que el socio vote. Con las videoentrevistas de 4depunta te decimos cómo viene la mano.



(Aclaración: Rodolfo D'Onofrio no se prestó al diálogo con 4depunta)

35 años despúes, la gloria

Ni el más pesimista de los hinchas de Racing pensó en lo duro que iban a ser los años posteriores a aquel 20 de noviembre de 1966, fecha que quedó, durante un largo tiempo, en las memorias y las retinas de los que pasaron por las tribunas del Cilindro de Avellaneda. Es que ese día, la academia empató en cero jugando como visitante con Gimnasia y Esgrima de La Plata y se consagró campeón del fútbol argentino, logro que tardó 35 años en poder repetirlo.
Menos iban a imaginarlo, cuando al año siguiente, el equipo de José (apodo de aquel entonces de Racing, en homenaje a su director técnico, Juan José Pizzuti), tuvo dos alegrías, y de las grandes: Libertadores e Intercontinental (primer equipo argentino en lograrla), con aquel recordado gol de Juan Carlos el Chango Cárdenas al Celtic de Escocia.




Aquel equipo de Racing, acaso el más glorioso de su historia, contaba con las atajadas de Luis Carrizo, la firmeza del Mariscal Perfumo, el Panadero Díaz o el Coco Basile, y los goles y el fútbol de Cárdenas y el Bocha Maschio, entre otros.
Pero los años empezaron a pasar y la academia se quedó sin alegrías. Primero fueron diez, después veinte y treinta. Y aunque en el medio obtuvo la Supercopa de 1988, no todo fueron rosas en el camino de Racing: un doloroso descenso a la Primera B Nacional (en el mismo torneo que su rival de toda la vida, Independiente se consagró campeón y le ganó en la última fecha del campeonato) y la quiebra del club en 1998 son solo los dos más grandes hitos en la historia de desgracias racinguistas.
35 años tuvieron que esperar los fanaticos académicos para volver a ser los mejores del país. En 2001, Reinaldo Mostaza Merlo armó un equipo de batalladores que dejó todo en la cancha para darle una alegría a su gente, que llevaba más de tres décadas esperándola. El 27 de diciembre, y en medio de un clima de caos social (incluyendo corralitos, cacerolazos, acefalía presidencial y represión), Racing empató 1 a 1 con Vélez Sarsfield (goles de Loeschbor y Chirumbolo, respectivamente) y se consagró campeón del Apertura de ese año.

En esta videoentrevista exclusiva para 4depunta, José Manuel Chatruc, el Pepe, volante figura de aquel equipo, recuerda la gloriosa gesta racinguista.